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Por: Charles Spurgeon

Por doquier encontramos algunos que dicen: “Yo he sido convertido por fulano de tal; soy uno de los convertidos por el Reverendo Doctor zutano o mengano”. Bien, si es así, no puedo daros muchas esperanzas de ir al cielo, porque allí sólo van los que son convertidos por Dios; no los prosélitos del hombre, sino los redimidos del Señor.

¡Oh!, es muy poco convertir a un hombre a nuestra propia opinión, pero es mucho ser el medio de convertirle al Señor nuestro Dios. Hace algún tiempo recibí una carta de un buen hermano ministro bautista de Irlanda, el cual deseaba que yo fuese allá para, como él decía, representar al grupo bautista, porque éste era allí muy escaso, y tal vez así la gente tuviese mejor opinión de nuestra denominación.

Le contesté que si era sólo para hacer eso, no me molestaría ni en cruzar la calle, y mucho menos en atravesar el mar de Irlanda. Jamás pensaría ir allí por ese motivo. Si lo hiciera sería como instrumento de Dios para hacer cristianos, y como medio para traer los hombres a Cristo. La denominación a la que habrían de pertenecer después la dejaría a su elección, confiando al Santo Espíritu de Dios que los dirigiera y guiará hacia la que ellos considerarán más cerca de Su verdad.

Hermanos, yo podría, tal vez, haceros a todos bautistas y, sin embargo, no por ello seríais mejores; si yo os convirtiera de esa forma, tal conversión os arrastraría a la mayor deshonra, pues habríais sido convertidos en hipócritas y no en santos. He visto algunas de esas conversiones al por mayor. Han surgido predicadores que han pronunciado sermones atronadores, y han hecho temblar a los hombres. “¡Qué hombre tan maravilloso!”, ha dicho la gente. “En un sermón ha convertido a tantos más cuantos.” Pero buscad a sus conversos dentro de un mes. ¿Qué es de ellos? Veréis a algunos en la taberna, oiréis blasfemar a otros, y hallaréis que muchos siguen siendo bribones y timadores, porque no fueron convertidos de Dios, sino del hombre.

Hermanos, si la obra ha de ser realizada de alguna manera, ha de ser hecha por Dios, porque si no es Él quien convierte, nada de lo que se haga durará, ni tendrá provecho para la eternidad.

Tomado de “No hay otro evangelio” pág. 203 -204

LEE ADEMÁS → El libre albedrío y el poder del Espíritu Santo – Charles Spurgeon

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Un comentario en «La salvación es del Señor – Charles Spurgeon»
  1. La salvacion viene d Dios o sea es DON d Dios efesios 2:8&9. La religion, iglesias, denominacion, culto, etc ! No salvo sino solo Jesus que dio su vida por su iglesia la cual es cada uno d Los convertdios d verdsd… .

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