Por: J. C. Ryle
¿Eres un creyente que anhela ser más santo? ¿Eres uno de aquellos que encuentran que su corazón ama demasiado las cosas de la tierra? A ti digo también: «Contempla la Cruz de Cristo.» Mira a la Cruz. Piensa en la Cruz. Medita en la Cruz y luego ve y pon tus afectos en el mundo si es que puedes. Creo que la santidad no se aprende mejor en punto alguno que en el Calvario. Creo que no puedes mirar mucho a la Cruz sin sentir tu voluntad santificada y tus gustos hechos más espirituales.
Como el sol hace que todo lo demás parezca pálido, la Cruz oscurece el falso resplandor del mundo. Como la miel hace parecer diluida la dulzura de las otras cosas, la Cruz, vista por fe, quita toda la dulzura de los placeres del mundo. Sigue mirando directamente a la Cruz de Cristo, y pronto dirás al mundo como el poeta:
Sus placeres ya no me complacen,
Sus placeres ya no me contentan;
quiero alejarme de goces así,
una vez he visto al Salvador.
Como cuando el día amanece
las estrellas muy pronto se esconden,
el placer terrenal se deshace
cuando se revela el Señor Jesús.
Tomado del folleto “La Cruz de Cristo” de J. C. Ryle
LEA ADEMÁS → La guerra espiritual del cristiano – J. C. Ryle
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