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Por: John MacArthur
«Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos. (Prov. 6:16-19).
Dios tiene claro las cosas que le desagradan. Dios odia el pecado en cualquier forma, pero Proverbios 6:17-19 enumera siete que le resultan especialmente repugnantes.
Primero están los ojos altivos (v. 17), que representan a una persona orgullosa y arrogante con la nariz en alto y los ojos levantados. El orgullo en su corazón se refleja en sus gestos. El orgullo es quizás el primero en la lista porque está en el corazón de toda rebelión contra Dios, comenzando con el mismo Lucifer, quien clamó contra Dios: «Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo» (Isa. 14:13-14).
Dios también odia la lengua mentirosa (v. 17). Los hombres a menudo juegan con la verdad, negándola o distorsionándola para obtener alguna supuesta ventaja. Pero Dios no puede tolerar ningún tipo de engaño. Él espera que vivamos de acuerdo con Su verdad.
En tercer lugar, odia las manos derramadoras de sangre inocente, (v. 17). Eso habla de personas cuyo odio y codicia son tan fuertes que matarán en lugar de que se les niegue lo que quieren. Dios creó la vida y estableció su santidad. Por eso ordenó que se diera muerte a los asesinos (Gn. 9:6).
Dios también odia el corazón perverso y los pies presurosos para correr al mal, (v. 18). A veces, las personas caen en pecado sin darse cuenta. Pero estas personas planean cuidadosamente sus actividades pecaminosas, luego se apresuran a ejecutar sus planes.
Finalmente, Dios odia un falso testimonio y un espíritu divisivo (v. 19). Dar falso testimonio es decir mentiras sobre una parte inocente. Eso puede obstruir la justicia, destruir una reputación e incluso destruir una vida. Un espíritu divisivo es aquel que crea divisiones donde debería haber unidad.
Esos pecados caracterizan a los incrédulos, pero los cristianos no son inmunes a ellos. Así que esté alerta para no desviarse en actitudes y acciones que Dios odia.
SUGERENCIAS PARA LA ORACIÓN: Si está practicando alguna de esas cosas, confiéselo y arrepiéntase.
PARA UN ESTUDIO ADICIONAL: De acuerdo a Filipenses 2:1-5, ¿Cómo deben tratarse los cristianos unos a otros?
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Amen la gloria sea para Dios todo poderoso