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Por: Paul Washer

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. (Romanos 8: 29 -30 RV 1960)

En Romanos 8:29-30 encontramos lo que se refiere con frecuencia como “La Cadena Dorada de la Salvación”, porque en estos dos versículos vemos el plan de salvación de Dios desde el comienzo hasta el fin. Lee el texto varias veces hasta que te familiarices con su contenido, luego identifica cada eslabón de la cadena.

a. Dios nos Conoció de Antemano (v.29). La frase viene del griego
proginósko [pro = antes + ginósko = conocer]. En las Escrituras, la palabra denota más que un mero conocimiento. También denota elección. La misma palabra es usada en 1 Pedro 1:20 con respecto a que Cristo estaba “destinado antes de la fundación del mundo”. Esto no significa que Dios en su  omnisciencia simplemente previó que Cristo redimiría a su pueblo, sino que Dios específicamente escogió a Cristo para esa tarea.

b. Dios nos Predestinó (v.29-30). La palabra viene griego proorízo [pro= antes+ horízo = marcar límites, determinar o preordenar], que significa “predeterminar” o “preordinar”. Antes de la fundación del mundo, Dios predeterminó que su pueblo escogido se conformara a la imagen de su Hijo.

c. Dios nos Lllamó (v.30). La palabra viene del griego kaléo, que indica “llamar”, “convocar” o “invitar”. Dios nos escogió y nos predestinó antes de la fundación del mundo, pero nos llamó en un tiempo específico en nuestras vidas por medio de la predicación del Evangelio. Esta verdad se evidencia claramente en Gálatas 1:15-16. En este texto, Pablo declaró que Dios lo había separado aun desde el vientre de su madre (elección y predestinación), pero luego Dios lo llamó por medio del Evangelio en un tiempo específico de su vida cuando más le plació hacerlo.

d. Dios nos Justificó (v.30). Todos aquellos que han sido efectivamente
llamados por medio de la predicación del Evangelio y la obra regeneradora del Espíritu Santo, vienen a la fe en Cristo y son justificados. La palabra “justificado” proviene del griego dikaióo, que significa “mostrar como justo” o “declarar como justo”. En el contexto de nuestra salvación, la justificación es un término forense o legal. Debido a la perfecta obra de Cristo a favor del creyente, Dios es capaz de declararlo legalmente como perfectamente justo delante de Él.

e. Dios nos Glorificó (v.30). La palabra “glorificado” viene del griego doxázo, que significa “pensar”, “rendir” o “estimar glorioso”. La glorificación del creyente se refiere al estado final ante Dios en su cuerpo resucitado y perfecto, un cuerpo conformado a la imagen de Cristo y liberado para siempre del poder del pecado.

En este versículo, Pablo se refiere a la glorificación final del creyente como si ya estuviera completa. Esto se debe probablemente a la gran confianza de Pablo en Dios y en sus soberanos decretos. El Dios que comenzó la buena obra en el creyente la perfeccionará (Filipenses 1:6).

Es importante notar que hay solo un estado de nuestra salvación que Pablo parece haber omitido, nuestra santificación (es decir, nuestro crecimiento progresivo a la imagen de Cristo), lo cual ocurre entre nuestra justificación y nuestra glorificación final. Debido a que la glorificación es la meta del proceso de santificación, Pablo pudo simplemente haber saltado el proceso para enfatizar la meta que ciertamente será alcanzada en la vida de cada creyente por el poder soberano de Dios.

Fragmentos extraídos del Libro “Conociendo al Dios vivo” pág. 237 -238

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2 comentarios en «La cadena dorada de la salvación: un comentario a Romanos 8: 29 -30 – Paul Washer»

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