Por: Charles Stanley
Leer: Deuteronomio 8.1-3
¿Es usted un buen oyente? Saber escuchar es una cualidad muy necesaria en toda relación, incluso en nuestra comunión con Dios. La mayoría de nosotros somos mejores hablando con Él que escuchándolo. Nos apresuramos a expresarle nuestras necesidades y peticiones, pero a veces tenemos tanta prisa que pasamos por alto el consultar su Palabra para ver lo que quiere decirnos.
La triste verdad es que muchos cristianos preferirían no leer la Biblia antes que dejar de hacer cualquier otra cosa de su rutina diaria. Sin embargo, la Palabra de Dios es el fundamento de nuestra fe, y necesitamos deleitarnos en ella con regularidad si queremos prosperar espiritualmente. El alimento diario de las Sagradas Escrituras restaura nuestra mente, que a su vez alinea nuestra perspectiva, deseos, actitudes, palabras y decisiones con la voluntad del Señor.
Aunque cada versículo de la Biblia es inspirado por Dios y nos ha sido dado para nuestro beneficio, no escucharemos su voz a menos que hagamos de su Palabra una prioridad. Si le pedimos, Él nos enseñará a escuchar y nos ayudará a entender lo que está diciendo en las Sagradas Escrituras. Nuestro espíritu necesita estar sintonizado con el Padre, y esta sensibilidad se desarrolla a través de la oración, la meditación en su Palabra y un corazón dócil que obedezca sus mandatos.
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Me edifican estás meditaciones de sana doctrina.
Espero que Dios les bendiga grandemente.