Por: Charles Spurgeon
«Mas la oración de los rectos es su gozo.» Proverbios 15: 8.
Esto equivale a una promesa, pues declara un hecho presente que será siempre el mismo a través de todas las edades. Dios se complace mucho en las oraciones de los hombres rectos; incluso las llama Su gozo. Ser rectos debe ser nuestra primera preocupación. Sin inclinarnos a un lado o al otro, seamos rectos: sin permitir ser torcidos por la política ni quedar postrados por ceder al mal, seamos rectos en estricta integridad y sinceridad. Si comenzamos a evadir y a cambiar, seremos dejados para que nos las arreglemos solos. Si recorremos vías torcidas, descubriremos que no podemos orar, y si pretendemos hacerlo, encontraremos que nuestras oraciones no entran en el cielo.
¿Estamos actuando en línea recta y así seguimos la voluntad revelada del Señor? Entonces oremos mucho y oremos en fe. Si nuestra oración es un gozo para Dios, no hemos de escatimar lo que le produce gozo. Él no considera la gramática de la oración, ni su metafísica, ni su retórica; en todas estas cosas, los hombres podrían despreciarla. Él, como un Padre, se complace en los balbuceos de Sus bebés, en los tartamudeos de Sus hijos e hijas recién nacidos. ¿No deberíamos deleitarnos en la oración puesto que el Señor se goza en ella? Hagamos visitas al trono. El Señor nos proporciona muchas razones para que oremos, y hemos de agradecerle que así sea.