Por: Juan Manuel Vaz
Yo sé que nosotros no podemos imponer nada. Hay unos derechos y unas leyes y nosotros no podemos imponer nuestro criterio en todo el mundo porque de otra manera, lo cambiaríamos entero a la luz de las Escrituras.
Pero tampoco podemos callarnos porque están avanzando a pasos agigantados. Y ya no es solo que ellos estén practicando sus pensamientos y valores en la intimidad sino que los están imponiendo en la sociedad y en los niños. Están llegando a las escuelas. Están perturbando la mente de nuestros hijos. Están confundiendo a los más pequeños. Les están haciendo dudar de cosas básicas como su sexualidad: cosas de las cuales no habrían dudado si nadie les pusiera a pensar que podrían llegar a ser otra cosa.
Entonces yo creo que no podemos callar.
Los cristianos no podemos imponer pero podemos defender y proclamar y alzar las cosas y decir las cosas por su nombre, llamando a lo bueno “bueno”, a lo malo “malo” y a lo que es pecado “pecado”.
Tenemos una feroz lucha por delante y si nosotros reculamos para atrás y vamos hacia atrás, ellos van a seguir avanzando ferozmente.
Nuestros niños cada vez están peor y más confundidos. La sociedad se está volviendo cada vez más depravada y perversa. Por eso yo estoy totalmente en contra de lo que están haciendo.
Quiero hacer un llamado a que los cristianos alcen su voz, que se levanten con la Palabra de Dios para proclamar lo que es correcto y defender la familia, la creación y el orden establecido por Dios.
Me preocupa mucho lo que está pasando. No podemos cambiar las cosas. Pero podemos levantar la voz y confiar que Dios sí toque muchos corazones.
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Tomado de Pastor Will Graham.
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Hay que luchar, pero también hay que armar a nuestros hijos, y eso se hace sacándolos de las escuelas. Este adoctrinamiento extremo es la flor de un adoctrinamiento mucho más sutil: educar sin Dios.