Por: John Piper
CONVICCIÓN #5 —EL PROPÓSITO DE DIOS DE SER ALABADO ENTRE TODAS LAS NACIONES NO PUEDE FALLAR. ES UNA PROMESA ABSOLUTAMENTE SEGURA. ES ALGO QUE VA A OCURRIR.
Cuando Jesús dio la gran comisión en Mateo 28:18-19, le dio un impresionante fundamento de certeza. Dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id…”
En otras palabras, nada puede detenerlo: “Edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). “Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14).
Hay cuatro razones por las que podemos estar absolutamente seguros de que la misión de Dios triunfará en el mundo.
1. Primero, la palabra de Jesús es más firme que los cielos y la tierra (Mateo 24:35).
2. Segundo, la redención ya ha sido pagada para todos los elegidos de Dios, y Dios no derramará en vano la sangre de su Hijo (Apocalipsis 5:9).
3. Tercero, la gloria de Dios está en juego y al final él no compartirá su gloria con ningún otro ser (Isaías 48:9–11).
4. Cuarto, Dios es soberano y puede hacer todas las cosas y ninguno de sus propósitos será frustrado (Job 42:2).
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El 16 de septiembre de 1996, en la revista Christianity Today (Cristianismo hoy) (p. 25), Steve Saint, cuyo padre, Nate Saint, fue mártir en Ecuador en 1956 al ser muerto por los nativos aucas,escribió un artículo acerca de nuevos descubrimientos sobre la intriga en la tribu que se escondía tras el acto de matar a los cinco misioneros, Nate Saint, Jim Elliot, Roger Youderian, Ed McCully, y Pete Fleming. Escribió una de las frases más asombrosas sobre la soberanía de Dios que jamás hayamos leído, especialmente porque proviene del hijo de un misionero asesinado:
Mientras [los matadores] relataban sus recuerdos, se me ocurrió pensar que era en extremo improbable que hubiera podido ocurrir la matanza en la playa; es una anormalidad que no puedo explicar fuera de la intervención divina.
Hay una sola explicación por la cual estos cinco hombres jóvenes murieron y dejaron un legado que ha inspirado a miles de personas. Dios intervino. Esta es la clase de soberanía a la que nos referimos cuando decimos que nadie, absolutamente nadie, puede frustrar los designios de Dios en cuanto al cumplimiento de sus planes misioneros para las naciones. En los momentos más oscuros de nuestro sufrimiento, Dios está poniendo explosivos en las líneas enemigas. Todo lo que ocurre en la historia contribuirá a este propósito tal como lo expresa el Salmo 86:9: Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, y glorificarán tu nombre.
Fragmentos tomados de “Convicciones en la Iglesia Bautista Bethlehm que impulsan a las misiones en el exterior” citado en “Una ambición santa” pág. 104
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La pregunta no es si Dios tendra la victoria final de su proposito, eso es seguro. La pregunta mas bien es si participamos y participaremos de esa victoria. (Ef 3:14-21)