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Por: Charles Spurgeon

Hay muchos predicadores que se creen personas importantes; y así, cuando reciben el mensaje de Dios, lo corrigen, e intercalan sus propias ideas; imaginan que el Evangelio antiguo no puede adaptarse a nuestros días de
progreso, en que «todo se hace a máquina, y los hombres mueren por la acción de la pólvora».

No solo intercalan, sino que omiten, porque juzgan que ciertas verdades han perdido vigor por el paso del tiempo. De esta manera, entre las adiciones y las sustracciones, poco es lo que queda de la Palabra de Dios pura.

Fragmentos tomados del libro “Un ministerio ideal” p. 194 el cual recopila varios sermones del pastor Spurgeon dictados en la Conferencia Anual de ministros


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